20 de abril de 2009

Para algo más que colgar la ropa

Parece mentira que una cosa tan pequeña pueda causarme tanta inquietud, y sobre todo teniendo lo simple mecanismo.

Al colocar la pinza inicialmente esta lo que hace es cortar la circulación sanguinea produciendo un dolor intenso, posteriormente este disminuye permitiendo que te relajes y  asocies ese dolor con el placer, pero al ser retirada  el flujo sanguineo corre presto a rellenar los vasos sanguíneos produciendo mucho más dolor que cuando la pinzas fueron inicialmente colocadas; deja la zona sensible durante bastante tiempo, reaccionando al roce más simple y liviano; por eso se agradece ese toque seguro y a la vez delicado que tiene cuando las retira, aunque una sonrisa socarrona quede dibuja en su rostro.

 

Cuando la ha usado en los genitales se trata de un experiencia muy poderosa y especial. No voy a  negar que en un principio temo que se acuerde de usarlas, ese “dolor” inicial o el brutal “ardor” al ser retiradas hace que se me erice el vello nada más pensarlo. Pero reconozco que el grado de sumisión y porque no decirlo, de placer que al final consigue con ello, me hace constatar que se trata de una de las herramientas D/S más poderosas que he conocido.

A diferencia de una fusta, la pinza proporciona una homogénea cantidad de dolor durante el periodo de tiempo que están colocadas, ni disminuye ni aumenta, es constante, no te permite distracción alguna, el dolor que provoca te obliga a concertarte en él y a tener en todo momento a tu AMA en tu mente puesto que ELLA las ha colocado.

Las pinzas  le permiten la gran comodidad al aplicarlas y poder realizar otras cosas sin estar pendiente de la tortura que inflinge en su sumiso, pero con la completa certeza de que cuando regrese, estará ahí plenamente dispuesto a someterse un poco más a su voluntad con tal de que estas le sean retiradas.

A la vez son de lo más versátil a la hora del control del dolor, permitiendo explorar el dolor erótico de una forma tremendamente creativa, un breve instante o durante una duración más o menos prolongada. ( Nunca excesivamente puesto que puede llegar a ser peligroso)

Además el recuerdo que evoca cada vez que tiendes una lavadora....( y ahora acado de tender dos)...que te voy a adecir.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabes? nunca me han gustado, pero tu post ha conseguido que las vea de otro modo.
Me ha encantado

kaya dijo...

Coincido contigo... ummm... me encantan :))
Muchos besitos y muchas flores para ti, cariño ;)
kaya

Anónimo dijo...

Ay las pinzas¡, un juguetito tan aparentemente indefenso pero que puede llegar a convertirse en una pequeña tortura.

Bonito post. Un beso

Unknown dijo...

las pinzas duelen,,es un dolor maldito qye se hace mas peesistente cada vez....

pero exitan....eso por descontado....


un beso

Lluís dijo...

Puede llegar a ser terrible el dolor de las pinzas, sobre todo en los pezones. Para mi son uno de los castigos mas duros.

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