No me acuerdo cuando fue el día, ni que lo motivó, pero si recuerdo esa primera sensación de la cera sobre mi piel. Lady R... derramo su amor sobre mí, mi piel temblaba de emoción con cada gota que descendía sobre ella, y mientras se enfriaba hasta convertirse en una pequeña perla, gemía de placer; algunas emprendía un errático camino y yo me volvía loco intentando adivinar hasta donde llegaría esa caricia.
Desde entonces se ha convertido en un juego ansiado y querido por los dos, ELLA cada vez lo perfecciona, llevándome a límites de place que jamás sospeche que una simple gota de cera pudiera arrancar. Ahora las velas inundan la casa, vaya por donde vaya hay velas, como si en todo momento tratasen de recordarme lo que pueden llegar a hacer en mi. Y ella me mira y sonríe cada vez que me ve detenido frente a una de ellas, me mira y sonríe con la seguridad de quien sabe cuando y donde la va a usar, me mira y sonríe en la seguridad que un día esa vela surcara mi piel, porque ella la adquirió para eso.
La ultima vez, y ya hace de ello, creo un nuevo juego... un juego en extremo excitante, hízome tumbar el suelo sobre una alfombra boca arriba, y comenzó a derramar la cera fundida sobre mi pubis, con cuidado que cada gota cayese cerca del pene pero sin rozarlo, sabiendo que él desearía pronto esas caricias, entonces me mandó levantar y abrir las piernas… y antes de que me diese cuenta un vibrador de considerable tamaña inundó mi ano, entonces me ordenó que no me moviese que estuviese quieto pasase lo que pasase, obedecí, y llegó una locura de emociones y placeres en cascada. Las gotas volvieron a caer, pero ahora yo no rodeaban mi pene, simplemente ejercían su función, caían sobre él sin misericordia, entonces apuntó sobre el glande cubriéndolo por completo... los testículos después siguieron el camino y de pronto las gotas rodeaban y acariciaban el esfínter dilatado y lleno por el vibrador.... y así continuó aquello hasta que acabó la vela...
Y me dijo... la próxima vez verás....espera… y verás...
...Y yo... espero....
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