De vez en cuando mi Ama me regala su boca, entonces se convierte en otro tipo de Amazona, me monta de una forma diferente, intensa, especial e íntima. Su boca se convierte en una gruta de placer, acogedora, que me susurra palabras de amor y ternura, una humedad distinta rodea e inunda mi piel, haciéndome temblar de placer, gimiendo como presa que se somete a la experta cazadora. Y mientras sus manos no descansan recorriendo mi cuerpo, ya bien acariciando todos los rincones que no están ocupados por su boca, ya bien estrujando mis testículos, tomando mis nalgas e impulsando la pelvis hacia ELLA.
Y de pronto se vuelve salvaje, entonces su lengua entabla una lucha de esgrima con mi erecto pene, trazando una finta trás otra, y con esa técnica me engaña y desequilibra, anteponiendo sus acción a mis reacciones de forma que tan solo me queda reaccionar en función a lo que su lengua dicta, dejándome llevar por su maestría; mientras sus dientes se convierten en un arma terrible, se hincan en el prepucio hasta hacerme chillar y dejan su huella de posesión, muerden, rozan, cortan y rodean amenazantes, es una lucha desigual en que se que tengo todas las de perder, tan solo me queda entregarme a su voluntad.
Y de esta incruenta batalla no salgo derrotado, salgo enamorado, sometido y entregado a ELLA, porque en esos momentos me ha ofrecido todo su amor sin esperar nada a cambio; no se tornan los roles, tan solo se trata de un impasse, de un regalo a su amante sumiso.
Y después mientras duerme, yo me quedo con ese rescoldo ardiente en el cual han convertido mis genitales y que me provocan esos sueños tan húmedos, intranquilos e inquietantes que a ELLA le encantan.
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